Historia del Caudillismo en América Latina

 

  1. Historia del Caudillismo en América Latina



 

El caudillismo latinoamericano surgió en el siglo XIX, luego de la independencia de España de

las nuevas naciones soberanas, cuando las jóvenes naciones hispanoamericanas daban sus primeros

pasos hacia el republicanismo. 

 

Los caudillistas latinoamericanos se formaron a partir de experimentar la desigualdad que

estaba ocurriendo en el momento de que los españoles llegaron al Nuevo Mundo imponiendo sus

reglas de conquista, explotación, evangelización y colonialismo. 


Los caudillos expresaron intereses regionales combinados con sus ambiciones personales.

Agustín Gamarra, por ejemplo, representó los intereses del sur andino, especialmente del Cuzco,

mientras que Andrés de Santa Cruz, los de Bolivia y Arequipa. Para tener una mejor comunicación

en un país mal comunicado establecieron alianzas con hacendados. 

 

El caudillismo es un fenómeno político social que se asocia al surgimiento de líderes 
carismáticos, hombres de armas, de personalidad fuerte, grandes dotes oratorias y popularidad 
entre las masas. Ascendían al poder por medio de la fuerza, a través de golpes de Estado, 
revoluciones, alzamientos armados, etc., y a quienes se le atribuía la capacidad de resolver los 
problemas de la nación. 
 

La causa por la cual aparece el caudillismo es, principalmente, por la ausencia de consensos

políticos que siguió a la emancipación de las nuevas naciones de la metrópoli española. Esto

dio lugar a una dinámica política marcada por la inestabilidad institucional y la inmadurez política

que propició las luchas internas de poder y un constante proceso de reordenación política en torno

a las figuras más fuertes. El caudillismo trajo como consecuencia, además de una notable

inestabilidad política e institucional, el surgimiento de dictaduras feroces y represiones a los

bandos opuestos del espectro político. 

 
Era típico de la época que los caudillos regionales, muchos de ellos antiguos héroes de la 
guerra independentista, torcieran la mano a los gobiernos democráticamente electos. De esa 
manera tiraban de los hilos de la política o directamente se hacían elegir presidentes, cargo que
 luego ocupaban de manera vitalicia. Sin embargo, lo que distingue al caudillismo de otros tipos 
de dictadura, es que el caudillo solía ser inmensamente popular entre la población, que le otorgaba
 de entrada la mayor suma de poderes políticos bajo la promesa de que los ejerciera con mano firme 
pero amorosa. 

 La identificación entre el caudillo y el padre en este sentido era plena. Por otro lado, era también característico el desengaño masivo una vez instaurado el gobierno caudillista, por lo que el pueblo 
seguía a otro caudillo que derrocaba al primero y así sucesivamente. 

Aunque el término prácticamente se inventó para el estudio de la historia de América Latina, en

sentido estricto el caudillismo puede hallarse en cualquier cultura y geografía, especialmente en

las eras premodernas o en las de profunda crisis política e institucional. 

 

Prácticamente, todos los países de América Latina padecieron caudillismos: México tuvo medio

siglo de caudillismo, Chile en sus comienzos republicanos, Perú sufrió varios gobiernos de corte caudillista, al igual que Argentina, Colombia, Paraguay o Venezuela. En algunos países, incluso,

se extendió hasta el siglo XX y en otros ha vuelto a aparecer en los albores del siglo XXI. 

 

Daniela Brito

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Las características que moldean al caudillo y al dictador.